Bienvenidos a mi Santuario.
Un pequeño rincón en el que no me siento encerrada. A pesar de su tamaño, no me falta el aire. Inunda mis pulmones con variedad de aromas y sensaciones que despiertan mi alma con caricias.
Aquí no existen fronteras, ni barreras. El mundo se expande de manera exponencial y todo tiene cabida. El único límite lo marca la imaginación.
Si quiero volar, me salen alas y ni siquiera la muerte marca el final. La luna convierte al lobo en hombre y lo enseña a amar.
Las palabras se hacen canción y la vida se convierte en un juego capaz de prender una luz brillante que se vierte sobre mí con los colores del arcoíris.
Ven. Es pequeño, pero tú también puedes entrar. Acompáñame hasta el fin del mundo de este sueño infinito.
Siéntate. Siempre te recibiré con una sonrisa, aunque no me veas, y una cerveza bien fría dispuesta para ti.